viernes, 12 de octubre de 2012

PRÓXIMA PARADA: PAMELA CHU

Inflada, la tengo inflada. Cada vez un poquito más. La teta, digo. Cuando te quitan la mama, te colocan un expansor que van rellenando poco a poco para estirar la piel. Así, cuando haya lugar, te colocan la prótesis y te queda una teta divina. Una. La otra que se arregle, que la mire y la envidie desde la ignorancia, no sabe por lo que ha pasado por llegar hasta ahí. Vendría a ser como la sociedad del bienestar, que detrás de tanto bien estar, está vacía o peor, rellena de un líquido viscoso, como de moco. Una bola de moco tirante, a punto de reventar. Eso sí, cuando la tocás tiene un tacto divino, placentero, como el de una almohadita ideal para dormir cabezas. No. Creo que la otra no la envidiará. No la envidiará nada. Seguirá con su felicidad pendulante.

Esta semana me quitaron los puntos, Marilyn Manson total. Una pequeña cicatriz recorre la teta como dividiéndola en dos partes.Una cicatriz más, una mancha más al tigre. Mi cuerpo se va transformando poco a poco en un mapa de metro. Líneas que lo cruzan por todos lados. Hacia arriba, hacia abajo, horizontales, diagonales. Cada una cuenta una historia diferente, pero eso sí, todas tienen un final feliz.

Todavía queda mucho pero ya está superado el primer marrón, listo para dejar paso al negro, al humor negro. Me encanta.

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