sábado, 22 de septiembre de 2012

ME DEJÉ UNA TETA PERO ME TRAJE UN CHIHUAHUA

¡Salta Violeta!


Como el Jazmín de Susana Giménez o el Tinkerbell de Paris, salí del hospital con un chichuhua hincha pelotas mordiéndome los garrones. Después de la excitante llegada a casa, me encuentro éstos días con que el expansor y su drenaje joden de lo lindo. Llevo al puto chucho colgado en un bolsito, intentando dar más comodidad que glamour a la garrapata. Empecé con tres redones (así se llaman) y ya me sacaron dos. Menos mal, sólo imaginarme rodeada de tres yorkshire chupa sangre me hace sentir Glenn Close en "101 redones". Cada dos días vienen a curarme y cada dos días despido a la enfermera con una sonrisa falsa que aprieta entre los dientes una puteada apoteósica.  Si estoy disfrutando de una peli, el chucho ladra. Si me pierdo en una meditación, el chucho muerde. En fin, que aquí estoy con mi nuevo amigo, deseando que llegue la perrera.


No hay comentarios:

Publicar un comentario